El profesor Manuel Guillén Parra, que durante ocho años fue secretario de la Junta Directiva de EBEN España, nos ha dejado a los 53 años de edad el pasado 6 de abril -Jueves Santo-, después de haber afrontado con garbo sobrenatural una dura enfermedad, que se le diagnosticó hace seis meses. Se explica esta asombrosa aceptación desde su acendrada fe, pues no en vano y desde su condición de numerario del Opus Dei, había señalizado su vida con trazos vigorosos y lazos sólidos. Quienes hemos sido amigos y compañeros suyos, hemos comprobado su afecto, animosidad, generosidad, y siempre una sonrisa amable y una palabra estimulante.
Manuel (Manolo) Guillén nació en Murcia el 10 de agosto de 1969, algo que llevaba con orgullo, aunque había residido en Valencia desde el año en que inició sus estudios universitarios. En la ciudad del Turia obtuvo los títulos de licenciatura en Dirección de Empresas (1992) y de doctorado con honores en Ciencias Económicas y Empresariales (1998) en la Universidad de Valencia. Fue pionero en la investigación en Ética Empresarial desde el ámbito de la Dirección de Empresas, cuando lo que entonces no pasaba de ser un seminario de validez extra-académica, en la actualidad ha pasado a ser -gracias a su impulso decidido- una asignatura oficial,que aparece incluida en múltiples planes de estudio universitarios de los Grados en Economía y en Dirección de Empresas.
Guillén desarrolló su docencia universitaria en el departamento de Organización de Empresas, adscritoa la Facultad de Economía de la Universidad de Valencia, donde impartió docencia en Fundamentos de Dirección de Empresas, Organización de Empresas y Ética Empresarial. Se especializó en el área de liderazgo y generación de confianza en las organizaciones, y a través de la Ética Empresarial supo encontrar el punto de engarce necesario entre tres dimensiones que quedaban eclipsadas en muchos enfoques mecanicistas tan típicos en el ámbito de la Organización de Empresas: me estoy refiriendo a la dimensión técnica, la dimensión psico-afectiva y la dimensión ética.
El legado que deja el profesor Guillén es inmenso. Iniciativas académicas suyas han sido la Cátedra de Ética Empresarial del Instituto para la Ética y la Comunicación en las Organizaciones (IECO)-Universidad de Valencia, el Proyecto de Economía ética de la Facultad de Economía de la Universidad de Valencia (dirigido a la formación de profesores y de estudiantes), así como el reciente “Decálogo en favor de la Dirección Humanista de Empresas”. Entre sus publicaciones destacan numerosos artículos de investigación y dos libros de cabecera para quien quiera adentrarse en el mundo de la Ética Empresarial como es el manual de Ética en las organizaciones: construyendo confianza (Pearson-Prentice Hall, 2005) y la monografía Motivaciones en las organizaciones y sentido del trabajo (Tirant lo Blanch, 2021).
Pero las iniciativas académicas de Manuel Guillén no se quedaban en la mera especulación teórica o en la mera erudición enciclopédica, pues poseía un profundo sentido práctico de la vida, amén de un ímpetu constante en hacer el bien, trabajando bien.Lo expresaba él mismo de un modo gráficocuando afirmaba: “aspiro a ser canal y no embalse”. Una muestra de esto último lo constituyen sus recientes estancias de investigación en Harvard en el marco del programa “Human Flourishing”, en donde servía de enlace a investigadores de la Universidad de Valencia con la Harvard University, de tal forma que los primeros pudieran completar su formación en Harvard, a través de un programa de becas promovido por el Rectorado de la Universidad de Valencia.
Y, por último, aunque no menos importante, cabe destacar de Manuel Guillén su compromiso con el entorno; compromiso que se desarrolló entre estudiantes universitarios, residentes como él en Colegios Mayores encomendados a la Prelatura del Opus Dei, y a los que ha ayudado infatigablemente aredescubrir el sentido y el significado del quehacer universitario, a través de una conversación abierta y una amistad sincera con una cerveza clara sin alcohol y con limón de por medio.
Quienes hemos aprendido de él podemos dejar constancia de que hablaba de lo que había vivenciado él mismo con anterioridad. Eso explica que no mereciera el refrán de “en casa de herrero, cuchillo de palo”, pues su docencia en Organización de Empresas estaba perfectamente ensamblada con la empresa de su propia vida que, por cierto, estaba muy bien organizada: Dios lo primero; los demás por amor a Dios, en segundo lugar; y el propio yo, muy en tercer lugar.
Descansa en Paz, querido Manolo. Que la luz que deja tras de sí tu vasto legado, nos guíe en nuestro caminar cotidiano.
Ginés Marco Perles
Vicepresidente de EBEN-España
1 comentarios
Excelente profesor. Su libro de Ética lo ocupe muchas veces en mis clases de ética.
Javier Arana
El Salvador
xaranar@gmail.com